La Cumbre Amazónica concluye con avances y una sonora ausencia. El escenario final es descrito como «esperanzador pero insuficiente» por varias organizaciones civiles e indígenas, dada la falta de compromisos tangibles en relación a la explotación de petróleo y gas en la selva. El resultado es un manto de incertidumbre sobre el compromiso real de los líderes participantes por hacer todo lo necesario para proteger la Amazonía y evitar así el punto de no retorno. El documento final no refleja ni está a la altura de las demandas y las discusiones surgidas durante los Diálogos Amazónicos.
Sin embargo, el evento también evidenció la capacidad de movilización de la sociedad civil para seguir presionando e incidir en la postura de sus gobiernos hacia medidas más concretas y ambiciosas, algo crucial de cara a las dos instancias clave para la gestión de la emergencia climática: la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGA) en septiembre, y la Conferencia de las Partes (COP 28) durante diciembre en Dubai.
El nuevo estatus operativo de la Organización de Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) debe significar una mayor apertura para con los pueblos de la Amazonía y, con esto, garantizar el diálogo necesario para detener la explotación hidrocarburífera en la región. La Amazonía no puede ser sacrificada en aras de intereses económicos a corto plazo.
La cancelación de los bloques de explotación petrolera, particularmente en países ricos y de economía mediana, como Brasil, es un paso imperativo. Esta acción no solo protege un ecosistema vital, también salvaguarda los derechos de los pueblos indígenas y ejemplifica un liderazgo genuino en la lucha urgente contra el cambio climático. La falta de ambición del texto de la Cumbre sin dudas significa una mayor responsabilidad para los gobiernos de todo el mundo de cara a la UNGA y la COP 28.
¿POR QUÉ UNA AMAZONÍA LIBRE DE PETRÓLEO Y GAS?
En un escenario de crisis climática, la Amazonía es un territorio clave por su capacidad de almacenar carbono bajo tierra, así como por la diversidad biológica y cultural que alberga y por las respuestas a la crisis climática que desde los pueblos que la habitan han surgido. Sin embargo, se encuentra amenazada por la presencia de actividades extractivas de carácter ilegal como legal, promovidas por los Estados.
La Amazonía es un territorio donde la explotación de combustibles fósiles y las actividades relacionadas (legales e ilegales), han dejado graves impactos a nivel ambiental, social y cultural; generando pasivos ambientales -en algunos casos irremediables- e incrementado la pérdida de biodiversidad y la degradación y deforestación de los bosques. La explotación petrolera ha afectado y vulnerado de manera sistemática los derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales que habitan en la Amazonía, afectando también los sistemas y medios de vida regionales.
En un contexto de crisis ecológica y social los Estados continúan impulsando la actividad petrolera en el bioma amazónico. Así, entre 2012 y 2020 la región amazónica incrementó en un 13% los lotes de crudo, llegando a ocupar un 9,4% de la superficie amazónica, especialmente en Bolivia, Colombia, Perú y Ecuador en 2020. En algunos casos un gran porcentaje de la Amazonía de cada país se encuentra superpuesto por lotes petroleros siendo Ecuador el país con mayor parte de la Amazonía superpuesta (51.5%), seguido por Perú (30.9%), Bolivia (28.8%), Colombia (27.3%), y con menor superposición amazónica Venezuela (2.7%) y Brasil (1.4%).
TESTIMONIOS INDÍGENAS
"El impacto de la explotación petrolera en los territorios de los pueblos indígenas es económico, social y cultural. Durante años nos dijeron que el desarrollo estaba en la explotación petrolera, sin embargo hemos sido afectados por derrames de petróleo, estamos con metales pesados en la sangre y los ríos están contaminados. Invito a las autoridades y a los aliados internacionales a que visibilicen cómo están las comunidades en estado de abandono, y como el gobierno no responde a sus necesidades pero sigue concesionando pozos petroleros y amenazando la existencia de los pueblos indígenas. Esto no lo vamos a permitir". Elaine Shajian, Presidenta de la Coordinadora Regional de Pueblos Indígenas de San Lorenzo - CORPI SL.
"Lo que nos urge como pueblos indígenas no es el desarrollo de los hidrocarburos. Lo que nos urge es cómo evitar tanta contaminación, tanto daño que están causando los hidrocarburos, porque hay muchos pueblos afectados por estas causas, y no hay ningún pueblo en el territorio con explotación de hidrocarburos y que tienen una buena calidad de vida.Hasta el momento hay muchos pueblos indígenas afectados por el petróleo, que no están debidamente atendidos y con agua contaminada.Los presidentes deben preocuparse por cómo mejorar la calidad de vida. cómo proteger nuestros territorios, porque el desarrollo no está precisamente en los hidrocarburos, solo les sirve a los grandes grandes capitalistas, es decir, a las empresas que no les interesa afectarlos”. Matut Impi, Vicepresidenta del Gobierno Territorial Autónomo Awajun - GTAA.
"En más de 50 años de la industria de los hidrocarburos, hasta ahora no tenemos los servicios básicos, tenemos que seguir sacando agua del río a pesar de que contiene metales viejos y la población termina con esos metales en la sangre. Por eso decimos que nos están matando lentamente. Los gobiernos ganan dinero sobre las vidas humanas". Maryluz Canaquiri, Presidenta de la Federación de Mujeres Kukama Huayanakana Kamatahuara Kana.