Inocencio Beliota mira con consternación su campo de maíz. Nos encontramos a 3 horas de Cusco, a 3600 metros sobre el nivel del mar, en una comunidad campesina del distrito de Accha. Hace poco, una nueva enfermedad del maíz apareció en esta región, destruyendo los cultivos. Plagas que no llegaban a esta altura, ahora afectan también a otros cultivos. ¿La causa? El cambio climático, que provoca temperaturas más altas, que permiten la proliferación de plagas.
Al no producir exclusivamente maíz, las fuentes de ganancias de la familia no están comprometidas. Inocencio recibió el apoyo de CEDEP Ayllu. Esta organización con sede en Cusco trabaja desde 1985 con poblaciones campesinas andinas ayudándoles a mejorar sus cultivos y poder aportar a la suficiencia alimentaria de sus familias.
«No es fácil convencer a las familias de cultivar otra cosa que el maíz. El maíz es toda su vida, pero les explicamos que para adaptarse al cambio de clima deben cambiar sus prácticas. Cuando finalmente lo aplican se dan cuenta de los beneficios», comenta Andrés Loayza, uno de los expertos técnicos de CEDEP Ayllu.
Para conocer la causa de esta escasez, el ingeniero Andrés Loayza nos lleva a la parte alta de la cuenca. Arriba, a los 4100 msnm, no se ve ni un arbusto, solo cumbres peladas. “Eso es debido al sobrepastoreo”, explica. “Los ganadores dejan sus animales ir en cualquier lugar. Ellos comen todos los arbustos”, asevera.
La causa de la escasez de agua
El problema es que las raíces de los árboles son las que hacen que el agua de lluvia se infiltre en el suelo y alimente los manantiales. En resumen, si no hay árboles arriba, no hay agua abajo.
Para enfrentar esta situación, CEDEP Ayllu trabaja con las comunidades locales para que se junten para realizar obras de “siembra y cosecha» de agua.
La "siembra y cosecha" de agua
Realizar la siembra de agua es un trabajo muy arduo que necesita la colaboración de varias comunidades. Pero no todas están interesadas en participar en obras ubicadas 1000 metros arriba de su casa. Para la gente de CEDEP AYLLU, es un desafío explicar una y otra vez que un mismo cerro de las partes altas puede generar el agua que alimenta a varias comunidades de las partes bajas. Andrés explica: «Caminamos horas con los pobladores hasta arriba las montañas para mostrarles que todos dependen de los mismos manantiales. Y si estos manantiales se acaban, nadie tendrá agua. Por ello hay que unir las fuerzas».
Es un gran trabajo, pero no suficiente frente a la inmensidad del desafío. Con el cambio climático la escasez de agua se va a agudizar en todos los Andes. “Nosotros mostramos que es posible generar agua y adaptarse a los cambios del clima”, comenta Loayza. “Luego, les toca a las municipalidades convertir estas acciones en políticas públicas. Sin involucramiento de las autoridades junto con las comunidades, el futuro de toda la región está en peligro».