Presidente del bloque quebequense de Canadá narra el proyecto Keystone XL, un oleoducto con grandes riesgos ambientales
Arnold Rodríguez
A pesar de ser un país con profunda conciencia medioambiental, Canadá a través de la empresa TransCanadá busca, desde el 2008, desarrollar el proyecto Keystone XL. Un oleoducto que transportará el petróleo proveniente de las arenas bituminosas del territorio de Athabasca hacia una refinería instalada en el mar.
Keystone ha despertado la conciencia medioambiental en Canadá, especialmente en la provincia de Quebec, dado que el método de explotación a emplear es considerado como altamente contaminante.
Durante el conversatorio denominado: “Energía, ¿para qué y para quién?: Por una nueva matriz energética popular y soberana desde los pueblos”, organizado por el Movimiento ciudadano frente al Cambio Climático (Moccic) y CIDSE realizado por la Cumbre de los Pueblos, en el marco de la COP20, Michel Filión, presidente del bloque quebequense de Canadá informó sobre los procesos que se han desarrollado en contra del desarrollo de este proyecto tan dañino para el planeta.
“Si se sigue con este proyecto vamos a destruir el planeta antes que se acabe el petróleo de esta zona pues es un petróleo pesado y venenoso que aumentaría el riesgo ambiental en un 400%”, indicó.
Y es que este proyecto ya ha sido pospuesto hasta tres veces por parte de diferentes autoridades de Canadá y Estados Unidos.
La primera negativa fue al tratar de sacar el crudo a través de un oleoducto que recorrería la mitad del territorio canadiense y que llegaría a las costas del Océano Pacífico dañando a poblaciones oriundas de la zona.
“Se planeaba sacar este crudo a través de una ruta hacia el Pacífico, sin embargo este conducto iba a dañar el territorio de la población Chilcotin y en una acción histórica la Corte Suprema de Canadá dictó a su favor y se prohibió el pase del conducto” manifestó Filión.
No contentos con la resolución, la empresa buscó otra salida, a través de EE.UU. pero en una acción loable por el presidente Barack Obama y el parlamento estadounidense se denegó la viabilidad del proyecto.
“La ruta del Golfo de México buscó una salida para ese petróleo por EE.UU. pero, tras un análisis, el propio presidente Obama bloqueó el desarrollo del proyecto por considerarlo muy perjudicial al ambiente”, destacó.
Una tercera ruta se elaboró como respuesta a la negativa de los Estados Unidos, el oleoducto buscaría salir hacia el Atlántico
“Se buscó una ruta hacia el Atlántico, con destino al puerto de Portland, pero 6 personas de la sociedad civil, lograron que el juzgado de Canadá detenga el proyecto por la gravedad de su impacto ambiental y los graves riesgos que implicaba este oleoducto para la salud pública, los recursos hídricos y las tierras agrícolas”, comentó Filión.
Sin embargo, TransCanadá no quiere abandonar este millonario proyecto es por ello que ha desarrollado otra ruta, a través de Quebec, por el momento esta ruta no ha sido rechazada y la sociedad busca detenerla debido a que se tiene “defender la biodiversidad del mar”.
“Ahora se quiere pasar este proyecto a través de Quebec, mediante un oleoducto asumiendo los riesgos ambientales. El pueblo Cacouna estaría en peligro con el desarrollo de este proyecto, a pesar de ello no existe una protección legal, pero la fuerza de lucha contra el proyecto se centra en la sociedad civil, el 70% de la población está en contra de este oleoducto”, subrayó la autoridad canadiense.
Esta historia aún no tiene un desenlace. Es necesario reafirmar el rechazo para la construcción de un oleoducto por cualquier ruta pues esta implicaría riesgos para los ríos, los cultivos y la salud de las comunidades.