Un árbol que nos salvó de la malaria en el siglo pasado está casi extinto en estos tiempos, se trata del árbol de la Quina. Pero hay un trujillano está luchando por preservarlo. Roque Raul Rodriguez Barrutia es un tecnólogo médico que está salvado al árbol héroe de la extinción
Se está dedicando a reforestar y plantar en las plazas peruanas el árbol, así como promueve su puesta en valor desde que descubrió su gran valor medicinal.
Según la leyenda, cuando el indio Pedro de Leyva se recuperó, juntó agua y raíces de quina en un cántaro y lo llevó a su pueblo. La popularidad del brebaje milagroso se extendió rápidamente. Sus propiedades curativas se hicieron conocidas para combatir la malaria. La quinina también se usa para elaborar bebidas energéticas, agua tónica y amargo de angostura que se usa para preparar el Pisco Sour. Su corteza tiene cavidades con las que se puede fabricar lapiceros ecológicos, zampoñas y quenas.
Actualmente, de las más de 20 variedades de quina que existía en el país, sólo se tiene certeza de que quedan ejemplares de unas cuatro. “La gran amenaza para su ecosistema sigue siendo la tala ilegal y la quema de bosques para expandir la frontera agrícola”, señaló a BBC Mundo Verónica Galmez, especialista en bosques andinos de la organización suiza Helvetas.
Con la tala masiva de este árbol, va en aumento, la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático. Así los problemas ambientales se acentúan.
foto: Andina noticias
Roque ha contado que cuando trabajó en Jaén como jefe de Laboratorio en el Hospital observó que los pacientes que tenían malaria y paludismo preferían tomar mate de quina y ello les ayudaba a sobrellevar la fiebre. Años después, tras ser invitado a formar parte de una campaña a favor del árbol de la Quina, decidió informarse sobre el árbol y comprometerse con su conservación.
Meses después retornó a Trujillo con una ramita que don Estanislao le regaló, y con otras cuatro que le obsequiaron en La Cascarilla. Junto a Miranda Cueto, decidieron sembrarlas en el jardín botánico de Trujillo.
Después de más de 10 años, Roque persiste en su intento por preservar el árbol de la quina, a pesar de haber sufrido algunos fracasos debido, al parecer, por la presencia de salitre en la tierra trujillana.
Lamentablemente, hasta el día de hoy no se invierte en estudios para determinar las posibilidades de crecimiento que tiene el árbol de la quina en las ciudades, sin perder sus propiedades curativas.
Don Roque considera que urgen estudios pues ha comprobado que tolera el salitre, pero “hay que hacer más pruebas para sembrarlo en todas las plazas del país, y reforestarlo para que no pierda sus propiedades curativas”.
Actualmente, el tecnólogo continúa con experimentos para determinar si el árbol puede germinar en relaves y en tierra abonada con posta de ganados.
Fuente: Andina