Las y los jóvenes de las regiones Ayacucho, Cusco, Apurímac, San Martín, Loreto, Junín, Lima, nos hemos reunido en el Diálogo de activistas ambientales, realizado el día 25 de septiembre de 2024, en la ciudad de Lima con el objetivo de construir un camino conjunto para discutir nuestra problemática frente a la crisis climática, social y política, y la urgencia de dialogar sobre experiencias y propuestas para una respuesta desde una mirada de transiciones justas y populares. En ese sentido hacemos de conocimiento que:
- Desde los diferentes territorios del norte, centro y sur del país coincidimos en que vemos con preocupación cómo en Perú se continúan reproduciendo brechas extremas de desigualdad como resultado de un sistema económico y político que durante siglos mantiene un régimen primario exportador y depredador de nuestros territorios.
- Que, este sistema neoliberal extractivista atenta contra la vida y los derechos principalmente de las comunidades indígenas y rurales; asimismo, ha generado una afectación seria y directa en nuestros ecosistemas y una crisis ambiental que se ha incrementado en los últimos años.
- Que, nos preocupa que en el país no exista justicia social ni ambiental, vivimos en una sociedad fracturada y fragmentada en la que los gobernantes de turno no les interesa el bien común sino impulsar leyes que atentan contra los derechos de las comunidades y de la naturaleza.
- En el país se está perdiendo el patrimonio cultural y no hay una política real de rescate de la memoria colectiva. Como país intercultural y plurinacional que debe defender sus territorios, identificamos la pérdida de nuestros patrimonios a partir de esta venta indiscriminada territorial sin respeto por nuestra memoria histórica colectiva, se requiere de políticas reales.
- En el Perú se viene reafirmando un proceso neocolonial con la permisividad y en ocasiones el aliento de los gobernantes de turno y de la propia naturaleza del Estado que heredamos desde el inicio de la República. Los países del primer mundo aún mantienen una política de intervención que irrumpe y violenta los territorios manteniéndonos como territorios de sacrificio. En medio de una crisis climática ninguna transición debe contemplar que los países del sur continúen bajo esta lógica.
- Vivimos en un país en que las universidades, escuelas, institutos, se alejan de los problemas sociales y eso se traduce en un alejamiento de los jóvenes cuando se quiere hablar de los derechos humanos o de derechos de la naturaleza.
- Que, frente a estos impactos, venimos resistiendo y generando alternativas como iniciativas sostenibles de recuperación y protección de ecosistemas.
- Frente a una política agresiva desde el Estado, de violación de los derechos humanos y de la naturaleza, se hace necesario renovar nuestra capacidad de indignación, nuestra capacidad de organizarnos y de actuar, de movilizarnos, y de aprender a reconocer los derechos que nos asisten y los deberes del Estado para responder y estar presente.
- Que, frente a la escasa respuesta de nuestros decisores políticos y reconociendo que en las negociaciones globales no se están haciendo las acciones necesarias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que permitan limitar el aumento de la temperatura global del planeta por debajo de los 2°C y 1.5°C; es importante que empecemos a fortalecer las acciones locales de acción climática, que nacen desde las propuestas comunitarias y deben ser respaldadas por las autoridades locales y regionales para construir políticas locales y regionales acorde al momento que nos toca vivir. Frente a ello, como jóvenes y activistas ambientales afirmamos que
- Como activistas, es fundamental defender los derechos socioambientales. Por ello, es urgente fortalecer la organización y visibilizar estas problemáticas en todos los espacios posibles, solo así podremos sensibilizar a quienes aún no están reconociendo ni reaccionando ante la multicrisis que enfrentamos..
- Como activistas debemos enfatizar en la organización y en nuestros compromisos para luchar por el bien común.
- Nos reconocemos como agentes de cambio desde una perspectiva transversal y transgresora, que movilice y genere acción climática en cada uno de nuestros territorios.
- Exigimos a las autoridades y funcionarios que se priorice la emergencia ambiental en los territorios donde se registren mayores impactos ambientales.
- Demandamos la derogatoria de la Ley Antiforestal y todos los mecanismos legales que se han impulsado en los últimos años y han debilitado la protección y defensa de la naturaleza. Por el contrario, el Congreso debería crear más derechos para la defensa y protección de la naturaleza.
- Exigimos que el gobierno transparente los datos sobre contaminación, remediación de pasivos ambientales, y justicia ambiental.
- Instamos a las organizaciones sociales y la ciudadanía en general a promover diálogos y debates entre y con los jóvenes en torno a la necesidad de pensar en la pertinencia de seguir insistiendo con una economía basada en la explotación capitalista, y promover un debate abierto sobre la necesidad de impulsar una transición ecológica-energética, justa y popular, de carácter participativa y que recoja las experiencias realizadas desde los territorios por nuestras comunidades y organizaciones y que se vinculen con expresiones artísticas .
- Debemos promover el conocimiento de alternativas ancestrales y desarrollar políticas que garanticen el respeto y la valorización de los saberes. Además, es esencial fomentar la participación activa de las comunidades locales en la toma de decisiones, asegurando que sus conocimientos y prácticas sean reconocidos y protegidos, para lograr la conservación de nuestra diversidad en nuestros territorios.
- Demandamos que se implemente un sistema nacional de protección de los Derechos Humanos, así como una mayor seguridad jurídica integral para territorios de Pueblos originarios y Comunidades Nativas.
- Es crucial reconocer que en todos los territorios existe una problemática común: la falta de acceso al agua. Esta situación exige acciones urgentes y coordinadas para abordar la crisis hídrica. Además, es fundamental involucrar a las comunidades afectadas en la búsqueda de soluciones sostenibles, promoviendo la gestión comunitaria del agua y asegurando que se respeten sus derechos. Solo a través de un enfoque colaborativo podremos garantizar un acceso equitativo y justo al agua para todos.
- En ese sentido, creemos que es importante iniciar un camino conjunto que impulse una discusión nacional para establecer una agenda común.
¡Por una atención inmediata y oportuna de las poblaciones afectadas por las actividades extractivas!
¡Por una remediación y recuperación de los territorios impactados!
¡Por una juventud organizada y preparada para la acción climática!
Lima, 25 de septiembre de 2024.