Es necesario una nueva constitución política
Los cerca de 10 mil pasivos ambientales mineros, los más de 3 mil pasivos petroleros, el despojo de las comunidades campesinas e indígenas amazónicas, dos millones de hectáreas de bosques deforestados, degradados o incinerados, carreteras de penetración corruptas que solo traen actividades ilegales como la minería y una enorme cantidad de mafias y grupos sectarios que velan solo por el interés de los que más tienen e imponen su poder sobre los territorios y los pueblos. Esta es una radiografía de los últimos 27 años.
El balance es claro, más de un cuarto de siglo conviviendo con la Constitución neoliberal del 1993, nacida de una dictadura ha garantizado el bienestar de muy pocos y ha creado una ciudadanía precaria, endeudada y sin derechos, con más del 75% de la población trabajando indignamente y que sufre en medio de la pandemia los peores escenarios posibles de reducción de la calidad de vida. Panorama desalentador sin un sistema de salud ni educación para todos y donde se pone en riesgo la alimentación de millones de familias peruanas.
El Estado actual ha fracasado y su estructura de poder no puede más con corrupción enquistada en ella como un cáncer. A diferencia de casi cualquier otro país de la región en los últimos 30 años, el Perú no ha vivido ningún proceso de cambio en las condiciones económicas o políticas que permitan una transformación popular que garantice mejores condiciones de vida para sus ciudadanos y para las próximas generaciones. Motivo más que suficiente, para repensar un cambio profundo de las bases de nuestro contrato social, lo que incluye, discutir la economía y todos los elementos del rol del estado en nuestras vidas. Una nueva Constitución Política es urgente y necesaria.
Pero esta nueva CONSTITUCIÓN POLÍTICA debe darse con todas las fuerzas vivas de la sociedad: hombres y mujeres, pueblos indígenas y campesinos, organizaciones de comunidades de pescadores artesanales, gremios agrarios, juventudes y sindicatos de trabajadores. Es decir, aquellos que mueven la economía nacional, protegen nuestro ambiente y combaten la corrupción día a día, pero que casi no tienen ningún reconocimiento del poder real de esas grandes empresas y clubes, como el de la construcción, que definen el cómo debemos vivir y se benefician de nuestro trabajo tanto en tiempo de crisis como de bonanza.
No podemos permitirnos una segunda ola del Covid-19, sin una segunda República que piense un Perú soberano, ambientalmente armónico, económicamente justo y sostenible y con condiciones laborales que permitan a todos un futuro mejor, con un sistema de salud que atienda al pueblo en todos sus rincones.
El gobierno de transición de Francisco Sagasti que asume el rumbo de nuestra nación en los próximos meses, debe encarar estos problemas urgentes e incorporar el referéndum en las próximas elecciones nacionales del 11 de abril del 2021. Que el pueblo decida si desea o no iniciar este proceso popular y democrático.
El momento es ahora,
!Asamblea Constituyente Popular, YA!
Antonio Zambrano Allende
Coordinador Nacional
Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático
Foto de portada: Marlon Flores / Marcha en Lima 14 de nov.