En San Juan de Lurigancho, Lima, el Asentamiento Humano ‘Simón Bolívar 1‘ enfrentó desafíos en el año 2019, cuando el área verde del lugar fue invadida por traficantes de terrenos. Hoy gracias a la organización comunitaria y al liderazgo de Soledad León Zárate, actual secretaria general, esta comunidad logró recuperar un espacio que ahora es símbolo de resiliencia agroecológica.
Un inicio marcado por el conflicto
La historia del AAHH ‘Simón Bolívar 1‘ comenzó con una invasión el 3 de octubre de 2019. «Entraron con armas, eran narcotraficantes de terrenos. Invadieron 25 lotes y áreas verdes», recuerda Soledad. La respuesta inicial fue desesperanzadora: las autoridades locales no brindaron apoyo, y algunos líderes comunitarios de entonces parecían estar coludidos con los invasores.
Durante todo el 2020, los traficantes aprovecharon la pandemia para instalarse y explotar el espacio con actividades ilegales. Pero la comunidad no se rindió. «En el tercer desalojo, en diciembre de 2020, organizamos una protesta con tapas de ollas, disfraces y periodistas. Fue entonces cuando las autoridades nos atendieron», relata Soledad.
Un espacio verde recuperado
Tras enfrentar desalojos y agresiones, la comunidad unió fuerzas para transformar el terreno invadido en un espacio verde para todos. Gracias a la perseverancia de los vecinos y vecinas, y pese a las dificultades iniciales, lograron que la Municipalidad de San Juan de Lurigancho finalmente cediera su apoyo. Con la colaboración de organizaciones como La Lombriz Feliz y la Municipalidad de Lima, el área fue reforestada y dotada de infraestructura que hoy beneficia a las familias.
«Ahora los vecinos pueden sentarse y disfrutar, podemos celebrar aniversarios, cualquier persona nos visita y todo es más tranquilo. Pasamos de vivir bajo amenazas a tener un lugar que nos llena de tranquilidad», afirma Soledad.
El impacto de los huertos
Un elemento clave de esta transformación ha sido la implementación de huertos, impulsados por MOCICC, a través del proyecto APTES (Agroecología Pilar de una Transición Ecológica y Social) Soledad destaca: «Estamos cosechando acelgas, betarragas, tomates cherry y plantas medicinales. Los niños están felices comiendo lo que cultivamos. Esto no solo alimenta, sino que educa y da esperanza para las futuras generaciones».
A pesar de los logros alcanzados, Soledad y la comunidad tienen sueños más grandes. «Queremos que este espacio sea un paraíso lleno de frutas y verduras para todos. Este lugar no solo es nuestro hogar, es nuestro legado para quienes vienen después», enfatiza.
Los huertos no solo son una herramienta de seguridad alimentaria, sino también un punto de encuentro que fomenta la agroecología y fortalece la cohesión entre las comunidades.
Liderazgo comunitario
La recuperación del espacio verde en ‘Simón Bolívar 1‘ no es solo una historia de superación, sino una lección de cómo la organización, el liderazgo y la agroecología pueden generar transformar una comunidad.
Hoy, ‘Simón Bolívar 1‘ es más que un asentamiento humano: es un ejemplo de lo que se puede lograr con esfuerzo colectivo y determinación.