“En Loreto no dan importancia a los pueblos indígenas, estoy preocupada”, expresa al teléfono Zoila Merino, dirigenta indígena del pueblo bora y representante de la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente – ORPIO. Y no es para menos, tiene más de 60 años y se preocupa por la población que se encuentra vulnerable frente al COVID-19, el virus que ha paralizado al mundo.
A meses de iniciada la crisis en China, al otro lado del mundo, el 6 de marzo se anunció la detección del primer caso de COVID-19 en Perú; el gobierno decretó medidas para evitar el contagio. El domingo 15, con el incremento de las cifras positivas al virus, se estableció una declaratoria de emergencia sanitaria nacional. La orden de inamovilización obligatoria vino dos días después, el 17 de marzo, ese mismo día se confirmaba el primer caso del virus en Loreto.
Para el 19, ya eran 10 las personas que habían dado positivo para el virus en esa región; y se habían sumado dos regiones amazónicas más: San Martín y Madre de Dios, cada una con un caso. Estas regiones tienen la particularidad de ser hogar ancestral de pueblos indígenas como los harakbukt, yine, shipibos, kichwas, entre otros. Además, han sido azotadas por epidemias como malaria, fiebre amarilla y dengue.
ALTA VULNERABILIDAD
Los pueblos indígenas han habitado la Amazonía por miles de años y han sobrevivido, con grandes pérdidas, a otras epidemias producto del encuentro entre la cultura occidental y las culturas originarias. “Nuestros ancestros murieron con la llegada del sarampión y la gripe, una tos nos mató”, recuerda Zoila Ochoa.
Su organización señaló en un comunicado que “los pueblos indígenas de Loreto vivimos en la desigualdad y la vulnerabilidad constante por las amenazas ambientales a causa de la contaminación petrolera y de destrucción de nuestra Amazonía por proyectos de infraestructura en nuestros territorios”.
En el territorio amazónico se cuenta con un alto grado de desnutrición; programas de atención social sin pertinencia cultural. Asimismo, la salud de los pueblos es constantemente afectada debido a actividades extractivas legales e ilegales sobre el territorio. Estudios toxicológicos en zonas de derrame y minería ilegal han encontrado niveles altos de metales tóxicos en la sangre, como mercurio y plomo; asimismo, la crisis climática agravada por deforestación y degradación del bosque afectan la seguridad de las comunidades.
La antropóloga Rocío Arana señala que “las comunidades ya no viven solo de sus recursos, también dependen de otros productos, por ejemplo la comida que traen los pongueros”.
Por su parte Ciro Maguiña, epidemiólogo y vicedecano del Colegio Médico del Perú, indicó que “las poblaciones indígenas siempre han sobrevivido, la crisis sanitaria afecta a todos los lugares, las autoridades municipales o regionales deberían coordinar con las comunidades para las medidas y la parte logística”.
Hasta el momento, solo una de las personas que dio positivo al COVID-19 es indígena. Se trata de un dirigente que salió del país a exigir justicia por la contaminación petrolera en su territorio y al volver dio positivo en coronavirus. La Coordinadora Regional de los Pueblos Indígenas de San Lorenzo – CORPI SL, señaló que el líder no presenta síntomas y “está asumiendo responsablemente el aislamiento recomendado por las autoridades de salud hasta su total recuperación”. Sin embargo, la discriminación no estuvo ausente, por ello Arana, indica que es necesario buscar medidas antidiscriminación, “si ya existe en circunstancias actuales, esta enfermedad podría aumentar más la discriminación y eso hay que prever”, recalcó.
DESIGUALDAD
La vulnerabilidad de los pueblos indígenas y las zonas rurales se evidencia también de otras maneras. Según ORPIO, más del 60% de las comunidades de su jurisdicción carecen de postas médicas, y las que existen suelen estar desabastecidas sin equipos y medicamentos.
Datos del Censo Nacional realizado en 2017 corroboran esta cifra, e indican que de las 1203 comunidades nativas que se encuentran en Loreto, solo 4 cuentan con un centro de salud. “Los puestos de salud no están preparados para esta crisis”, recalca Arana, “hay problemas de falta de equipos, infraestructura, personal, son puestos de salud deficientes”.
Arana indica que lo ideal es que el traslado hacia el puesto de salud tarde máximo 2 horas. Según datos de ORPIO, algunas comunidades se ubican a más de 8 horas de una posta médica e incluso las más alejadas pueden tardar hasta 3 días en encontrar atención médica.
A esto se suma que, en sus declaraciones, el presidente de Perú, Martín Vizcarra, señaló mediante conferencia de prensa que no existen equipos especiales que ayuden a detectar el COVID-19 en todas las regiones. E instó a los gobiernos regionales a dotar de presupuesto a las Direcciones Regionales de Salud – Diresas. Pues a diferencia de Lima, los centros médicos en regiones dependen directamente del gobierno regional.
Sin embargo, la precariedad en salud es tal que, a setiembre del 2019, la DIRESA Loreto estaba en quiebra; y de ella dependen las postas, centros médicos y hospitales encargados de atender a comunidades y centros poblados.
PREVENCION NECESARIA
Entre las medidas emitidas por el Gobierno se cuentan el aislamiento social, la debida higiene y evitar eventos numerosos. Rocío Arana explica que es necesario seguir estas medidas, ya que si la gente se empieza a contagiar desmedidamente el sistema de salud podría colapsar. Y llama a que el mensaje sea uno solo, debido a que está llegando mucha información errada a las comunidades.
“La medida del agua y el jabón es necesaria y se debe cumplir en cuanto a sus posibilidades”, recalca la antropóloga, ante el cuestionamiento de que no en todas las comunidades se tiene agua potable. “Que no haya agua en algunas comunidades es lo de siempre; las condiciones de las comunidades no cambian, solo aumenta el riesgo para su salud”, lamenta.
Entre otras medidas señala que debe haber contacto con las federaciones e instituciones indígenas para adoptar medidas; abrir canales para que los mensajes lleguen de manera clara, y estrategias para la evacuación en casos de emergencia.
Por su parte, el doctor Maguiña señala que la dispersión de las comunidades puede ser un factor a favor para retrasar el ingreso del virus a comunidades. Señaló que es necesario vacunar a los ancianos contra el neumococo, “que no es una vacuna contra el coronavirus, sino, que los protege contra la bacteria que al final es lo que agrava sus síntomas y provoca la muerte”, explica.
Asimismo señaló que le toca al Estado dotarles de lo básico a las comunidades para afrontar esta crisis: agua, jabón, alcohol, lejía para desinfección; asimismo, reforzar el sistema de vacunación y las brigadas sanitarias que atienden a las comunidades.
Ambos recalcan la necesidad de proteger a las personas mayores, sabios, de las comunidades, que serían de entre todos, los más vulnerables ante este virus. Por su parte, Lizardo Cauper, presidente de Aidesep, señaló que se coordina una campaña de comunicación y difusión sobre el virus y las medidas de prevención con los ministerios de Cultura y Salud.
MEDIDAS ESPECIALES
Entre las medidas que han impulsado las federaciones indígenas de las regiones amazónicas se encuentra el aislamiento comunal, que implica restringir el ingreso de personas externas a las comunidades y limitar los viajes a las ciudades. Este fue el caso de la comunidad nativa de Kirigueti, en Cusco, donde decidieron negar el acceso a un grupo de turistas europeos.
Otras federaciones han sido más drásticas y han establecido el cierre de fronteras territoriales, este es el caso de los pueblos awajún y wampis en Amazonas, y asháninka en Selva Central.
AIDESEP solicitó al gobierno “no abandonar al pueblo indígena” en la aplicación de test de descarte y que estos se apliquen en las ciudades amazónicas cercanas a comunidades. Que se vigile el correcto funcionamiento de los centros de salud con abastecimiento de medicamentos. Asimismo, a contar con informes, planes y seguimiento específico en comunidades indígenas.
Por último pidió garantías para la integridad de los pueblos en aislamiento en las reservas territoriales, reservas indígenas; y para las comunidades que habitan dentro de reservas comunales y parques nacionales, bajo responsabilidad directa del Ministerio de Cultura, el Servicio Nacional de Áreas Protegidas y el Ministerio de Ambiente.
En Madre de Dios, donde se registró un caso, la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes – FENAMAD, comenzó a coordinar con la Diresa y recomendó a las comunidades no salir a centros poblados o a la capital de la región para evitar el contagio con el virus; asimismo, les instaron a organizarse y vigilar el funcionamiento de sus centros médicos.
La DIRESA Loreto por su lado, asumió la coordinación con federaciones e instituciones indígenas para acatar un Sistema de detección de casos sospechosos del coronavirus con la finalidad de “fortalecer las acciones de vigilancia, prevención, respuesta y control” del virus en la región Loreto.
Por su parte, la Defensoría del Pueblo solicitó a las autoridades nacionales y regionales a tomar medidas especiales para la protección de su salud y la prevención del contagio en el territorio amazónico. Y llamó a los ministerios del Interior y de Defensa a garantizar la presencia de personal policial y militar en regiones amazónicas con el fin de evitar la propagación de esta enfermedad.
¿PANDEMIAS LOCALES?
Zoila Merino, desde su aislamiento en Iquitos, señala una preocupación por el trabajo en tres temas: educación, salud y alimentación. “El Ministerio de Cultura debe preocuparse por venir, trabajar con los sabios y sabias de las comunidades, y utilizar sus conocimientos para prevenir las enfermedades”, indica.
La lideresa augura que esta no es la única enfermedad que aparecerá. Y no está equivocada. Según Ciro Maguiña, “las epidemias son causadas por el hombre, porque no respeta el equilibrio ecológico”. Y si bien, en Perú no se generaría un coronavirus,
El especialista comenta que “muchas de las últimas pandemias han sido originadas en Asia, donde existen megapoblaciones y esto da cuenta de qué sucede cuando no se respeta la naturaleza”. Y aunque en Perú no existan coronavirus, que son naturales de Asia, en el Perú se tienen arbovirus, como el dengue, transmitidos por mosquitos y garrapatas, y que han causado más de 20 muertes en lo que va del año.