La Amazonía fue uno de los territorios con mayor impacto por la pandemia por COVID-19 en el Perú. Ello debido a factores precedentes, como falta de la garantía de servicios básicos, falta de pertinencia intercultural en la oferta de servicios estatales, entre otros.
BRECHAS EN ATENCIÓN
Tan solo a inicios de la emergencia sanitaria, la Defensoría del Pueblo dio la alerta sobre la situación de las comunidades al informar que solo 4 de cada 10 comunidades en Perú contaban con puestos de salud y que estos se encontraban faltos de personal, infraestructura y desabastecidos de medicamentos.
Estas carencias se vieron reflejadas posteriormente, afectando no solo a la población, sino también a los profesionales y técnicos que laboraban en estos centros de salud. Debido a ello fallecieron destacados líderes, lideresas, sabios, sabias a lo largo y ancho de la Amazonía peruana.
La primera alerta de contagio se dio en la comunidad indígena Shipibo-conibo de Puerto Bethel, provincia de Coronel Portillo en Ucayali, el 17 de abril a solo un mes de iniciada la emergencia sanitaria. Luego, los casos fueron incrementándose, sin contar con cifras oficiales debido a la falta de inclusión de una variable étnica.
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INACCIÓN ESTATAL
A insistencia de las federaciones indígenas y organizaciones aliadas, el Estado destinó 88 millones de soles para realizar acciones de prevención y protección de la salud indígena. Asimismo, en los meses posteriores expidieron normas e instrumentos para atender a las comunidades nativas.
Entre las causas para la expansión del virus en la Amazonía se contaron: la continuidad de actividades extractivas en los territorios con rotación de personal externo, el retorno de los llamados “caminantes” a sus comunidades sin apoyo del Estado y con alta exposición al contagio en el camino; y la falta de pertinencia cultural en los servicios del Estado, pues para cobrar bonos o programas sociales, las personas tuvieron que salir a centros poblados o capitales de provincia exponiéndose al virus, mientras que campañas municipales para llevar canastas con productos básicos se realizaron sin medidas sanitarias mínimas.
INICIATIVA Y ACCIÓN INDÍGENA
Ante la falta de acción estatal, la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana – AIDESEP, que articula a 1800 comunidades nativas asociadas a 109 federaciones locales, denunció al Estado peruano ante las Naciones Unidas y el Sistema Interamericano de Derechos Humanos por posible etnocidio.
Ante la falta de atención estatal, los pueblos indígenas respondieron desde un primer momento con el control territorial y la toma de medidas internas con solidaridad entre pueblos. Un espacio emblemático fue el Comando Matico, en Ucayali, donde organizados jóvenes shipibos atendieron solidariamente a quienes caían bajo la enfermedad, siendo tratados con plantas medicinales, en especial con el matico.
Otras medidas destacables fueron las adoptadas por el Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis – GTANW, quienes tomaron control coordinado de todo su territorio ancestral y reforzaron sus capacidades para afrontar la enfermedad.
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APOYO ALIADO
A nivel de información y acción, instituciones y colectivos se organizaron para suplir la inacción del Estado. Así, hubo distintas acciones de colecta solidaria destinadas a la compra e instalación de plantas de oxígeno en las regiones amazónicas, compra de medicamentos e insumos médicos, y apoyo para necesidades básicas.
Como otras organizaciones y colectivos, en MOCICC organizamos la campaña Yo Apoyo a Amazonas, logrando reunir 7988 soles que fueron destinados a medicamentos y enviados a la provincia de Condorcanqui, en coordinación con el Comité Permanente del Pueblo Awajún – CPPA
A nivel de información, el trabajo de organizaciones como el Centro Amazónico de Antropología y Acción Práctica – CAAAP en Perú y la Red Eclesial Panamazónica – REPAM a nivel de la Cuenca Amazónica, fueron clave para hacer seguimiento al impacto de la enfermedad en los pueblos indígenas.
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