El día 26 de marzo de 2020, frente a la coyuntura de la emergencia sanitaria por el COVID-19 (Coronavirus), el Poder Ejecutivo solicitó una serie de facultades legislativas al nuevo Congreso de la República, a fin de legislar directamente a través de decretos legislativos. Estas facultades podrías ser contraproducentes con el cuidado ambiental que el gobierno de Martín Vizcarra dice promover.
El Ejecutivo solicitó hasta en once campos facultades al nuevo Congreso. Uno de esos campos fue el de promoción d la inversión pública. En este rubro, el Ejecutivo solicita disposiciones especiales “para facilitar la tramitación, evaluación, aprobación o prórroga de la vigencia de títulos habilitantes en procedimiento administrativos concluidos o en trámite”. En su justificación el Ejecutivo apunta que “resulta indispensable establecer medidas adicionales”, entre las que encontramos, por ejemplo, prórroga de títulos habilitantes que habiliten a ejecutar inversiones, medidas excepcionales para la realización de trabajos de campo o mecanismos alternativos de participación ciudadana vinculada a la realización de actos públicos en el marcos de procedimientos ambientales.
El día 27 de marzo, el Congreso de la República accedió a brindarle facultades al Ejecutivo en diez de las once materias solicitadas, incluyendo la de inversión pública. El mismo día 27 de marzo, en una edición especial de el diario El Peruano, mediante ley N° 31011, se aprueba la delegación de facultades al Poder Ejecutivo.
Ahora es nuestro turno de mantenernos alertas, ya que con estas facultades el Ejecutivo podría aprovechar estas facultades y legislar sin contrapeso para promover proyectos extractivos, sin necesariamente tomar previsiones para la defensa del medio ambiente. Con la excusa de “reactivar la economía”, se podría flexibilizar requisitos ambientales para mantener a flote determinados proyectos extractivos. Esto es grave, considerando que la actual crisis del Coronavirus nos ha hecho pensar en la dañina influencia del ser humano en la naturaleza, y cómo debemos retroceder en la realización de ciertas actividades que habías normalizado y que no hacen otra cosa que motivar la emergencia climática.